sábado, 15 de septiembre de 2012


DÉCIMA SEMANA EN ÁFRICA 

Lunes 27 – 08 – 2012 

La mañana esta helada y el cielo aún teñido de gris luego de que la noche anterior no pudiera pegar ni un ojo por culpa de los truenos y relámpagos. Me incorporo en la cama y el reloj marca las 7:30 de la mañana, así que luego de una serie de estiramientos que no logran acabar con mi pereza me levanto y pasados unos treinta minutos ya estoy saliendo rumbo a Rota.

Caminar por la ciudad en la mañana es agradable porque a esas horas hay poca gente y el aire helado refresca el cuerpo. Hoy las calles de Kisumu amanecen mojadas y mientras hago mi camino habitual para tomar el matatu, voy esquivando los numerosos charcos de agua hasta que llego a la callecita dónde se detienen los autobuses para recoger pasajeros y me subo al primero que veo.

Ya son las 8:45 y me encuentro en Kisian. Este sector está alejado de la ciudad y corresponde a un puñado de casas y un pequeño mercado situados en medio de un cruce de dos carreteras y es aquí dónde todas las mañanas está la misma mujer. Envuelta en harapos, se la puede ver agresiva y siempre desorientada en medio del cruce dando vueltas en círculos y vociferando en luo. Cada vez que me ve se altera de tal manera que pareciera que me va a matar a golpes. Una vez, Andrea tuvo que salir corriendo mientras ella la persiguió unos metros arrojándole escupitajos y gritando “Mzungu … Mzungu …” cuando me contó esa historia no pude evitar reírme de ella, pero ahora que la conozco ya no me parece tan graciosa.

Dejando a mis espaldas Kisian comienzo a caminar hacia Rota. La lluvia ha convertido la ruta en un barrial imposible de atravesar y mientras lo intento escucho las risas de los niños que me ven patinar en el lodo. A mitad de camino y justo cuando pienso que las cosas no pueden ir peor se larga la lluvia y termino empapado y embarrado pero con un ataque de risa porque hasta un impala recién parándose por primera vez en sus cuatro patas tiene más gracia que yo.

En el dispensario comenzó una nueva campaña de vacunación contra la poliomielitis y eso significa que esta semana Rota deberá funcionar sin el personal habitual y seremos Winnie, Banter y yo. La jornada comienza tranquilamente pero a media mañana los pacientes comienzan a llegar y es que con las lluvias de los últimos días los casos de malaria se han disparado y me paso todo el día atendiendo.

En medio de la mañana aparece Juliet, una pequeña que conozco por el Programa de Nutrición pero esta vez no viene para chequear sus avances. Está muy enferma y su madre no parece darse cuenta de la gravedad. Hace dos días que tiene fiebre y mientras la examino me doy cuenta de que los músculos de sus pequeñas piernas están duros y entonces le pregunto “¿La niña puede caminar?” y la madre me responde “Podía, pero hace tres días que no quiere caminar”. Entonces temo que sea algo mucho más complejo y pienso en la posibilidad de que se trate de tétanos. Intento sin mucho éxito convencer a la madre de que debemos enviar a Juliet al KDH pero se niega. En la farmacia se nos han acabado la mayoría de los fármacos  y debo verla marchar sin tener la certeza de que volverá mañana si las cosas no mejoran.

Juliet en brazos de su madre
 Cuando el último paciente se marcha miro mi reloj y son las 16:00. No he comido nada en todo el día y aún me queda emprender el camino de regreso hasta Kisumu y siento que no soy capaz de dar un solo paso, sin embargo llego a la ciudad a las 17:30 y luego de comer algo me doy un merecido descanso.

Martes 28 – 08 – 2012  

Todavía estoy algo dormido cuando abro los ojos. La alarma del reloj lleva varios minutos sonando y son las 7:30 cuando logro salir de la cama.

En la ciudad hay más movimiento del habitual a estas horas y mientras camino hacia el centro, varios policías se cruzan en mi camino pero como aún tengo mucho sueño no presto demasiada atención y sigo rumbo al terminal de minibuses. Entonces una sensación desagradable pero extrañamente familiar comienza a envolverme, mis ojos se encienden y se humedecen y me cuesta trabajo respirar ¡Son bombas lacrimógenas! Miro a mi alrededor y veo a las demás personas cubriéndose la cara y caminando sin rumbo fijo por las calles de Kisumu. ¿Qué será lo que ocurre? De momento necesito salir de este lugar cuánto antes, luego tendré tiempo para hacer preguntas.

Cuando llego a Agha Khan para tomar el matatu siento un ruido ensordecedor a mis espaldas y al darme vuelta veo a una multitud que corre como una estampida de búfalos africanos hacia mí y sin pensarlo comienzo a correr y me subo al primer minibus que encuentro y desde la seguridad de su interior puedo ver al menos a unos 40 hombres pasar corriendo por entre los autos “¿Qué está sucediendo?” le pregunto al conductor, pero él levanta los hombros y mientras nos alejamos de la ciudad rumbo a Kisian puedo ver varias columnas de humo elevándose por los aires.

En el viaje no dejo de preguntarme qué pasa en Kisumu. Estas últimas semanas han habido disturbios en diferentes ciudades por las campañas políticas de las próximas elecciones. Cuando ya estoy caminando hacia Rota recibo una llamada de Winnie “Estoy atrasada porque la ciudad es un caos, me ha sido imposible encontrar un matatu” me explica y en seguida agrega “Cuando llegue al dispensario te explicaré lo que está pasando” así que no me queda más que esperar para averiguar de boca de Winnie de que se trata todo este alboroto.

En el dispensario las cosas están tranquilas y como Winnie está atrapada en la ciudad me corresponde a mí controlar a los pacientes del Programa de VIH/SIDA y acepto la tarea con entusiasmo porque es un tema que me gusta mucho. Cuando termino de ver al último paciente y quedan tan sólo unos minutos para las diez de la mañana aparece Winnie y por su cara de preocupación, se ve que no trae buenas noticias. “Los comerciantes ambulantes se han tomado las calles esta mañana en protesta luego de que el municipio destruyera  sus puestos de comercio esta madrugada con un camión” y mientra nos cuenta acerca del enfrentamiento entre la policía y los protestantes todos escuchamos con atención.

Ya es mediodía y aparece nuevamente Juliet en el dispensario y todo indica que su estado, en lugar de mejorar ha empeorado. Con Winnie la convencemos de que debe ir al KDH cuanto antes y espero verla en la ronda clínica de este Jueves y tener buenas noticias con respecto a su recuperación.

Cuando vuelvo a Kisumu ya todo está en calma y ni rastro queda en la ciudad del gas lacrimógeno que hace unas horas atrás se colaba por sus calles. El resto del día me la paso ordenando y limpiando mi habitación.

Miércoles 29 – 08 – 2012 

Estos días en Rota han sido de mucho trabajo. Hoy es el último día de la nueva campaña de vacunación y despierto con una llamada de Winnie “Hola. Te llamo para decirte que hoy tengo unos asuntos que atender en la ciudad así que llegaré más tarde de lo previsto” y luego de varios segundos de absoluto silencio en medio de la confusión de la mañana respondo “No te preocupes yo ya voy en camino” y todavía en sueños, caigo en cuenta de que me he quedado dormido y que estoy muy atrasado.

Salgo de la casa y decido que no tiene caso apurar el paso porque los pacientes siempre llegan tarde. Así que me lo tomo con calma y hago el mismo recorrido de todos los días y antes de las diez de la mañana ya estoy nuevamente en el dispensario y en la pequeña salita hay tres personas esperando por ser atendidas. La mañana va avanzando lentamente y debo hacer de todo un poco: atender pacientes enfermos, administrar medicamentos y vacunas, controlar a los pacientes del Programa de VIH/SIDA hasta que Winnie aparece a las once de la mañana y entonces vuelvo a mis tareas habituales, controlar a los niños del Programa de Nutrición.

Hace tres semanas que ingresaron al Programa de Nutrición unas gemelas. Sus nombres son Quinter y Michelle y padecen de desnutrición severa pero su madre no asiste a los controles y hoy aparece con las pequeñas porque hace una semana que están con fiebre. La mujer ignora la gravedad del estado actual de sus hijas y a mis preguntas contesta con una implacable indiferencia. “¿Por qué no vino la semana pasada?” la interrogo y me contesta “He estado demasiado ocupada” dicho esto ella y la mujer que la acompaña comienzan a reír y cuento números hasta que me pierdo en cifras astronómicas para no explotar de la rabia. Las gemelas están graves y es probable que se trate de malaria así que las derivo al hospital y la madre con una actitud de desprecio me dice “No tengo dinero para llegar al hospital” y entonces la amiga le dice algo y ambas explotan en carcajadas y me dicen “Tú eres blanco ¿Por qué no nos prestas algo de dinero?” y mientras las atravieso con mi mirada muevo la cabeza de un lado a otro en señal de negación, porque hay ciertas preguntas que no merecen una respuesta. Luego de unos minutos se ponen de pie y se van visiblemente molestas.

Cuando termina el día me doy cuenta de que Christine no ha aparecido en toda la mañana y mi reacción inicial es de mucha alarma, pero casi de inmediato recuerdo que no le correspondía venir hoy porque ya se encuentra mejor y hemos espaciado los controles cada 15 días y mientras sonrío aliviado, comienzo mi viaje de regreso a la ciudad.

Jueves 30 – 08 – 2012 

Hoy es otro día Jueves en el KDH. La doctora ha vuelto de Nairobi y está preparada para comenzar la ronda clínica por el servicio de pediatría. Mientras avanzamos lentamente viendo a cada uno de los pacientes de la primera sala mi mente está completamente distraída pensando en Juliet y en Quinter y Michelle. Cuando veo a las gemelas en la última cama de la primera sala me siento más liviano. Reviso las fichas clínicas y el diagnóstico es malaria. Luego de las dosis de quinina se encuentran mucho mejor y se programa el alta para el día siguiente. ¡Qué buena noticia!

La ronda continúa en la segunda sala pero no veo a Juliet. En vano son mis intentos de encontrarla, porque en medio del caos que hay en las camas del Ward 2 a esas horas de la mañana es prácticamente imposible y comienzo a preocuparme. Cuando llego a la última sala se confirman mis sospechas: Juliet no está en el KDH y espero que dónde sea que esté, se encuentra bien.

Cuando terminamos la ronda por el Ward 2 Rachel me pregunta “¿Conoces la sala de recién nacidos?” y yo muevo la cabeza en señal de negación “Vamos ahora para allá. Prepárate que hace calor” me dice y mientras caminamos por los jardines del KDH pienso que es imposible que pueda hacer más calor y cuando entramos en el Servicio de Neonatología me doy cuenta de lo equivocado que estoy.

Una construcción pequeña de dos salas es el lugar dónde se encuentran los recién nacidos que necesitan ser hospitalizados y dos enfermeras trabajan para atender las necesidades de la unidad, que a pesar de sus dimensiones, da mucho trabajo. En el interior tres incubadoras ocupan el reducido espacio. En las dos primeras duermen unos niños que caben en la palmas de mis manos y la tercera es utilizada para las sesiones de fototerapia y en su interior se pueden ver cientos de mosquitos muertos sobre los focos mientras la luz ultravioleta proyecta su incandescencia sobre otros dos niños y luego de verlos y examinarlos a todos termino otra jornada de trabajo en el hospital.

Viernes 31 – 08 – 2012 

Es Viernes y comienza otro día en el KDH. Hoy soy el único médico en la sala así que comienzo la visita por mi cuenta con dos alumnos ¿Dónde está el resto? No importa, acá es usual que los alumnos en práctica no aparezcan hasta bien tarde o simplemente se ausenten uno o dos días de sus obligaciones. No tiene caso pedir explicaciones. No tiene caso molestarse.

En la segunda sala se encuentra Curtis, un pequeño de cinco años. No se por qué razón capta mi atención, puede ser su comportamiento evasivo, inusual en África, dónde los niños suelen ser extremadamente alegres y activos, incluso con los extraños. Tomo la ficha clínica y al abrirla cae al suelo una radiografía, la tomo en mis manos y mientras intento ver la placa entre los rayos de sol que se cuelan por una de las ventanas me doy cuenta de que el pequeño tiene una fractura que cruza su cráneo desde el hueso frontal hasta el occipital y me quedo congelado frente a la ventana. Entonces vuelvo a mirarlo y lo veo solo sentado en el borde de la cama balanceando en el aire sus piernas demasiado pequeñas para tocar el suelo y cuando nuestras miradas se cruzan oculta su rostro. Leo la ficha y aparecen múltiples hospitalizaciones anterior por fracturas y heridas. Con cautela me siento en su cama intentando establecer una conversación “¿Cómo estás?” le pregunto en swahili y me contesta “Estoy bien” sin apartar la vista del suelo. Su madre lo trajo al hospital inconsciente y con una gran herida en la cabeza. La mujer asegura que el pequeño se accidentó jugando. Una vez que Curtis fue hospitalizado la madre desapareció y no existen datos para ubicar a la familia. Es probable que una vez que termine su estadía en el KDH, el pequeño sea reubicado en alguno de los orfanatos del distrito.

En la última sala Joyline no quiere comer. Lleva tres días con diarrea y vómitos y no está respondiendo al tratamiento. Tener que verla acostada en su cama hecha un ovillo y sin fuerzas para devolverme la sonrisa me parte el corazón en varios trozos pero debo ser fuerte y mientras la examino oculto mi preocupación hasta que consigo que en su cansado rostro se dibuje una sonrisa. Cuando pregunto a los alumnos por la pequeña, me entero de que aún no recibe tratamiento para el SIDA porque su madre no ha dado la autorización “¿Tenemos servicios sociales en el KDH?” pregunto y la enfermera me explica que hay una trabajadora social así que acordamos apuntar una visita para Curtis y otra visita para ver si existe alguna manera de poder comenzar el tratamiento de Joyline y así volver a verla sonreír.

Luego de que termina la ronda los alumnos me preguntan “¿Doctor nos acompaña a la charla sobre enfermedades respiratorias?” y acepto porque me parece interesante hacer algo diferente para variar. Caminamos por los jardines del KDH y llegamos al fondo del gran recinto a una sala que funciona como auditorio y puedo comprobar con incredulidad que se trata de una presentación del laboratorio Glaxo Smith Kline para promover Ventoline, el inhalador de su firma que no es otra cosa que salbutamol pero a un precio escandaloso considerando la realidad local. Es increíble cómo hay ciertas cosas que no cambian sin importar si estamos en América, Europa o África y la estrategia de los visitadores médicos con sus charlas acompañadas de galletas dulces y un café que perforaría el estómago de cualquiera que se atreva a probarlo es una de esas cosas.

Sábado 01 – 09 – 2012

Hoy me levanto tarde y decido quedarme en Roof Top todo el día. Mi cuenta de internet está sin dinero y acá puedo conectarme y trabajar desde mi computador sin problemas.

En la tarde me lo paso escribiendo y luego decido salir pero el cielo anuncia lluvia, y a los minutos de haber hecho mi pronóstico meteorológico, el cielo se puebla de grises nubes y comienza a llover con truenos y relámpagos ¿Qué hacer en esas circunstancias? Pues ver una película parece ser una buena idea. Se lo que están pensando “Seguro se trata de otra película de Bollywood” ¿Cierto? Pero no, se equivocan, esta vez decido volver en el tiempo  y disfrutar del cine de primera mitad del siglo XX, así que me recuesto en la cama y veo Les Diaboliques, un clásico del cine francés filmado en 1955 y dirigido por Henri-Georges Clouzot con las actuaciones de las bellas Simone Signoret y Vera Clouzot en los papeles protagónicos.

El afiche de "Les Diaboliques"
La película trata sobre un internado francés. El director del colegio, Michelle Delasalle, está casado y tiene una amante. Pero para evitarse los típicos dramas todo el mundo sabe esto incluyendo la esposa, de hecho, los tres trabajan en el mismo colegio. Michelle  tiene de lo más dominadas a las mujeres, porque los franceses se las traen (sino pregúntenle a Pepé Le Pew). Aparte de fresco el tipo es malvado y trata pésimo a la pobre esposa y a la amante. Las trata tan mal de hecho, que las mujeres se empiezan a hacer amigas y se les ocurre la brillante idea de matar a Michelle. Así, empiezan a planificar todos los detalles para cometer el asesinato perfecto y después les pasan mil eventos inesperados y uno termina mordiéndose las uñas. Lo mejor de todo es el final. ¡Recomendable para un día lluvioso!

Me voy a la cama pensando en una moraleja: hay que tratar bien a la esposa y a la amante, sobre todo si las dos trabajan juntas y tienen recreos donde chismosear y tramar asesinatos.

Domingo 02 – 09 – 2012 

Nuevamente un día de quedarse en cama y dormir hasta que el cuerpo pida a gritos salir a respirar algo de aire fresco. En la tarde salgo a caminar y lamento no haber llevado la cámara conmigo porque el cielo sin nubes está hermoso y nada pareciera presagiar que faltan tan sólo unas horas para que nuevamente las nubes comiencen otra orquesta de truenos mientras la lluvia cae violentamente sobre los valles de Nyanza.

En la noche Jay me llama “¿Vamos a Green Garden por un trago?” y luego, adivinando mis preocupaciones me dice “No te preocupes, te paso a buscar. Con esta lluvia es imposible que vengas por tu cuenta” así que no me deja otra alternativa que aceptar la invitación. Una vez en Green Garden nos reunimos con Nafiz y Agu y pasamos un buen rato conversando y bebiendo cerveza. Luego de una hora los chicos se retiran pero Jay y yo decidimos quedarnos y comer algo antes de volver a casa. Mientras esperamos nuestro pedido conversamos acerca de las elecciones.

Las pasadas elecciones presidenciales de Kenya enfrentaron al actual presidente Mwai Kibaki contra el opositor Raila Odinga. El primero pertenece a la tribu Kikuyo mientras que el segundo a la tribu Luo. Aunque los resultados preliminares apuntaban a una victoria segura para Odinga, el actual presidente se declaró ganador por un cuestionable aumento de último minuto de los sufragios a su favor. Cuando los observadores de los distintos organismos internacionales denunciaron un fraude electoral, estalló el caos en todo el país y el valor de la vida humana bajó drásticamente. Las manifestaciones de violencia tocaron fondo cuando una multitud de protestantes incendiaron una iglesia situada en Eldoret. En su interior se refugiaban un grupo de mujeres y niños que fueron asados vivos luego de sellar las entradas para que no pudiesen escapar. Los pocos que lograron salir con vida del lugar en llamas fueron rematados a machetazos por la turba.

Había que huir con lo justo y el agua era un bien preciado.

Barrios completos desaparecieron consumidos por el fuego y los saqueos.
¿Qué es lo que sucede entre las tribus africanas? A lo largo de la historia se han sucedido los conflictos étnicos. Por un lado se han enfrentado los Kalenjin con los Kikuyu. Posteriormente los Kikuyu, junto a los Luo y Luhya pelearon contra los Masai y los Kalenjin. Aquí podemos encontrar una de las raíces de los conflictos actuales, el enfrentamiento de dos tipos de vida muy ligados a la propiedad y el control de la tierra. Mientras que los primeros son agricultores, los segundos son principalmente pastores En este contexto la aparición del colonialismo acentuó de las diferencias étnicas. Los europeos realizaron divisiones territoriales arbitrarias, despreciando los espacios étnico-geográficos tradicionales, y con ello el resultado es un continente con varios países sin identidad nacional porque la identidad tribal sigue predominando.

Es quizás, la enorme diferencia entre las etnias obligadas desde la llegada del hombre blanco a compartir territorio, la  razón de toda la sangre derramada en las tierras de Rwanda, Kenya y Etiopía. Es quizás, el odio entre las etnias la razón por la cual África no sale de la miseria en la que se encuentra porque para cambiar el curso de las cosas es necesario un sentido de unidad que los países del continente negro simplemente no conocen.

¿Está África destinada a una muerte lenta pero segura? ¿Es posible luchar contra el hambre? ¿Es posible combatir las enfermedades que acaban con millones de vidas cada año? 
Si no creyera en eso, no estaría aquí ahora.

4 comentarios:

  1. José Miguel, en este rato estoy viendo en la TV Australiana un TV show que se llama "True Heroes" y cuenta historias de heorismo y opciones que los seres humanos tenemos para ayudar a otros, no creo exagerar cuando, viendo este TV show, me acordé de tí y de tu Blog, el que había comenzado a leer en mi lunch time. Te felicito por tu entrega y tu opción amigo, no se encuentra eso cotidianamente en nuestro país. Ya imagino que dirá tu madre, jajajja, y lo preocupada que vivirá pensando en tu viaje.
    Te felicito y no cambies, mira que, "entre nosotros", los médicos no están en mi lista de personajes favoritos en Chile, ja ¡.
    Un abrazo.

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    1. Sergio ¡Gracias por pasar y dejar tu comentario! Creo que todos tenemos algo de héroe, no hacen faltan largos viajes ni grandes hazañas para tener una actitud heróica de vez en cuando, sólo se necesitan las ganas de hacer lo correcto, incluso en las pequeñas cosas del día a día uno puede marcar la diferencia. Con respecto a tu "entre nosotros" jajaja descuida que lo escucho todo el tiempo jajaja.

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  2. Jose, que interesante me es leer siempre tus entradas, y en cada palabra ya se siente que eres parte de África, al menos así lo siento yo. No me deja de impresionar la cantidad de realidades que se viven allá, es como si a veces me hablaras de países completamente diferentes, pero no, todo eso y mas es África.
    Me sacaste un carcajada con tu nueva opción cinematográfica, ya que yo pensé de inmediato, obvio que será otra película de Bollywood ajajajajaja.
    Bueno me despido enviándote mucho animo y como siempre deseándote mucho éxito en tus proyectos!

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    1. Gracias Nani, como siempre es un agrado leer tus comentarios. Me reí mucho de vuelta con eso de Bollywood, quiere decir que no estaba equivocado jajaja Un abrazo gigante y estoy algo retrasado con las últimas dos semanas (están escritas pero no las he subido al blog por problemas de conexión y espero hacerlo mañana)

      CUÍDATE!!!

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