sábado, 22 de septiembre de 2012

SEMANA #11 EN ÁFRICA


Lunes 03 – 09 – 2012  

En ciertas ocasiones no puedo creer cómo los días pasan tan rápido desde que estoy en África. La relatividad del tiempo, sin embargo, hace que los días pasen más lento para aquellos que esperan mi regreso.  Esto es un hecho científico comprobado en los primeros años del siglo XX. Hasta ese momento la gente no sabía que el tiempo era un concepto relativo, y que podía cambiar según condiciones del entorno pero Einstein demostró públicamente que el tiempo depende de la masa y de la velocidad. En la historia de la humanidad nadie había expresado con tanta claridad este hecho anteriormente. Con sólo algunas  excepciones:
“Un día con tu Señor es como mil años de los que contáis”
Corán
"Porque mil años son para ti como un día"
Biblia
¿Es pura casualidad que dos libros escritos en diferente idioma pero inspirados en la existencia de algo más grande, mencionen entre sus páginas el mismo concepto? No lo creo. Cuando las personas dicen que la ciencia y la religión son como el agua y el aceite están equivocadas. Es la interpretación literal de lo que se esconde en las sagradas escrituras lo que ha llevado a cometer grandes errores. Pero este es tema para otro día.

Es temprano. Me levanto de la cama y comienza un nuevo día sin apremio, porque estoy en casa trabajando en un nuevo informe para Africa Dream que me tiene ocupado toda la mañana ya que lo estoy escribiendo en inglés y me toma mucho más tiempo que lo habitual. Cuando ya es mediodía salgo de mi autoexilio doméstico y camino por las calles de Kisumu en dirección al banco dónde debo retirar el dinero correspondiente al arriendo de este mes. En la calle principal, un pequeño grupo de personas con carteles interrumpe el tráfico caminando lentamente en la dirección contraria. Probablemente se dirigen al edificio del Consejo Municipal. La protesta se desarrolla sin inconvenientes pero recuerdo los incidentes de la semana anterior y decido volver a casa porque la idea de tener que volver a caminar entre bombas lacrimógenas no me parece para nada agradable.

Los profesores en huelga. Suelen cantar y bailar mientras marchan.

En la noche, mientras comemos con la familia de Shahiz, en la televisión, el noticiario muestra imágenes sobre la marcha de hoy en la mañana. Se trata de los profesores que están presionando al gobierno para obtener un aumento de salario  “Las protestas se prolongarán toda la semana, ha dicho el vocero Wilson Sossion” recita la bella lectora de noticias y luego cambia a otro tema sin borrar la sonrisa de su rostro.

Martes 04 – 09 – 2012  

Es Martes y voy a Rota. En el camino me siguen dos pequeños, al parecer son hermanos y aunque me acompañan durante todo el camino, guardan una distancia prudente. Entonces, cuando ya casi llego me doy vuelta y comienzo a corretearlos mientras sus risitas nerviosas rompen el silencio en medio del campo a esas horas de la mañana.

Los hermanitos que me siguieron hoy en la mañana.
En el dispensario me dicen que Winifred no vendrá esta semana a trabajar y cuando me entero de la noticias suspiro y luego de exhalar todo el aire de mis pulmones resignado parte un nuevo día de trabajo ¡Qué manera de comenzar el día!

En la mañana los pacientes del Programa de VIH/SIDA esperan su turno mientras voy chequeando uno a uno como se encuentran. Entre ellos está Phanice, Everlyne y Helida.

Phanice tiene 24 años y se enteró que estaba contagiada a los 19  cuando esperaba a su primer hijo, el que murió poco después de nacer. No es muy regular en los controles y cuando le pregunto por los preservativos que mensualmente le entrega el dispensario, con una indiferencia de hielo mueve la cabeza de un lado a otro en señal de negación y agrega algo que no entiendo y entonces miro a Banter quién está traduciendo para mí y a juzgar por la expresión de su rostro no tiene buenas noticias “Está embarazada hace tres meses”. La miro y me quedo helado “¿Qué hacemos ahora?” le pregunto y Banter me orienta para que la ingresemos a los controles de salud para seguir de cerca el embarazo.

Everlyne tiene 12 años y desde que es muy pequeña se controla en el Programa de VIH/SIDA. Es muy ordenada con sus medicamentos y acude a todos los chequeos pero lo hace sola, su madre falleció cuando ella todavía no aprendía a caminar. Everlyne se mantiene en buenas condiciones y cuando la veo pienso en Joyline, que tiene casi la misma edad y lleva meses en una cama de hospital “¿Cómo se encontrará?”.

Helida tiene 52 años y viene como siempre puntualmente el primer Martes de cada mes a controlarse y retirar los medicamentos que mantienen al virus indetectable en su sangre. Pero cuando le pregunto “¿Hay algo que le moleste Helida?” luego de un largo silencio me dice “Doctor hace tres meses que tengo un dolor en el costado izquierdo y vómitos casi todos los días ¿Podría examinarme?” entonces la ayudo a recostarse en la camilla y cuando toco su abdomen me doy cuenta de que tiene una masa dura en el costado izquierdo y entonces medito bien mis palabras “Hélida, tienes una masa dentro de tu cuerpo y debes ir al hospital para que los médicos vean de qué se trata” y ella resignada me dice “Doctor sólo necesito algo para el dolor y los vómitos que no importa lo que tenga, no tengo dinero para pagar el hospital” así que mientras le prescribo algo para sus molestias pienso que no tiene caso, probablemente ni siquiera tiene dinero para comprar los medicamentos que le estoy recentando.

El resto del día los pacientes llegan y comienzan a agruparse en la pequeña salita de espera y cada vez que salgo a llamar a alguien veo que en lugar de disminuir en número, aumentan y cuando ya son más de las tres de la tarde termino y mi estómago ruge por algo de alimento.

En la noche el agradable olor de la carne asada se cuela por las ventanas de mi casa y me envuelve. Entonces escucho a Shahiz que desde el patio trasero me grita “Hey Jose, ven a comer nyama choma de cordero con nosotros” y acepto sin pensarlo dos veces. El nyama choma no es otra cosa que carne a la parrilla y me acerco al fuego para ver cómo preparan la carne  y mientras observo a Shahiz coger los trozos de cordero y pincelarlos con un líquido de color ambarino le pregunto intrigado “¿Qué es eso?” y con cara de circunstancia me responde “Con esto sazonamos la carne. Tiene limón, ajo, pimienta y pimentón rojo” y cuando pruebo el primer trozo, aunque sabroso, sigo pensando que no existe nada mejor que el cordero magallánico. Así termino el día compartiendo un rico asado.

Nyama Choma.


Miércoles 05 – 09 – 2012 

Es un nuevo día. Me cuesta trabajo salir de la cama y mi cuerpo está más cansado que de costumbre. Supongo que asumir tantas responsabilidades es pesado, sobretodo cuando no tienes nadie con quién compartir la carga.  Caminando a Rota pienso en esto y en cómo hoy no voy a poder cumplir con tantas obligaciones ¿Cómo se supone que debo ver a todos los pacientes en el Programa de Nutrición y en el Programa de VIH/SIDA? Es imposible ver a tanta gente en una mañana sin ayuda y me siento derrotado antes de comenzar el día.

Cuando estoy entrando en Rota el sol se esconde tras las espesas nubes grises y a los segundos se desata una gran tormenta. Entonces, mientras corro para protegerme de la lluvia pienso que tal vez no sea un día tan ocupado después de todo. Sin embargo, en el dispensario, a pesar del aguacero, los niños del Programa de Nutrición llegan sin excepciones, aunque más temprano que de costumbre y  mientras voy evaluando cada caso Rebecca, la asistente social que trabaja para el Programa de VIH/SIDA, me va arrojando las fichas de los pacientes encima del escritorio “Tienes trabajo al frente, que no se te olvide porque los pacientes están esperando” y la miro con incredulidad y le digo “Cuando tengas otra ficha me la entregas en la mano por favor” y luego me muerdo los labios antes de decirle lo que estoy pensando y entonces, malhumorado y murmurando en español aparece John y como siempre me alegra la mañana.

Para mí todos los pacientes del programa son importantes, pero siempre uno tiene sus predilectos y John es uno de ellos. Con sus nueve años es el paciente en control más grande del Programa de Nutrición. Como es grande no puedo pesarlo en la pequeña balanza sobre mi escritorio y salimos en medio del temporal porque hay que ir hasta el otro recinto para usar la balanza para los adultos y entonces me doy cuenta de que el pequeño va descalzo y lo tomo en mis brazos y juntos corremos bajo la lluvia y llegamos al otro lado mojados y muertos de la risa. Cuando se sube a la balanza recuerdo cómo hace un mes pesaba tan sólo 15 kilos y hoy ya son 17 y me llena de felicidad ver que cada semana va mejorando.


John en mis brazos
Cuando vuelvo al otro recinto y me encuentro con cuatro nuevas fichas que Rebecca ha puesto sobre el escritorio junto con las otras seis caigo en cuenta que me es imposible hacer todo esto sin ayuda. Entonces hablo con Jennifer “Necesito que alguien se haga cargo del Programa de Nutrición mientras voy a ver a los demás pacientes” le comento y ella rápidamente interrumpe las conversaciones habituales de Anne y Rebecca y las pone a trabajar con los pequeños.

El resto del día me lo paso atendiendo enfermos y controlando a los pacientes del Programa de VIH/SIDA y cuando ya no queda nadie más son cerca de las cinco de la tarde, sin embargo, he estado tan ocupado que ni siquiera he sentido deseos de comer.

Por la tarde y una vez en casa me doy un merecido descanso luego de otro día de trabajo y pienso que esta es, tal vez, la semana más ocupada que he tenido desde que llegué a Kenya.

Jueves 06 – 09 – 2012 

Hoy me levanto temprano y paso por el KDH para avisar que no me quedaré para la ronda clínica porque tengo una reunión en la ciudad y necesito coordinar la renovación de mi pasaporte pero antes de dejar el hospital paso a ver a Joyline. La pequeña se encuentra sola acostada en su cama “¿Dónde está la madre?” le pregunto a la enfermera encargada de la tercera sala y me explica que la mujer se encuentra hospitalizada en el Ward 4 en dónde las matronas están asistiendo su trabajo de parto que se ha complicado.

Cuando dejo el KDH me quedo con la imagen de Joyline sola y enferma en su cama y mientras camino por el parque bajo la refrescante sombra de las grandes acacias pienso que tal vez muchos niños encerrados entre las frías murallas de concreto del hospital nunca volverán a sentir la brisa fresca de la mañana sobre sus rostros ¡Que injusto!

Jomo Kenyatta Park

Cuando llego a Roof Top aún es temprano, así que mientras espero a Silas ordeno una botella de agua y aprovecho mi tiempo escribiendo. Nuestra reunión es al mediodía pero los africanos no son puntuales y cuando ya han transcurrido casi 60 minutos desde la hora previamente acordada no me sorprende verlo aparecer sonriente como si nada hubiese ocurrido y resignado le devuelvo la sonrisa. No tiene caso hablarle de la importancia de la puntualidad porque aquí en África el tiempo corre a otro ritmo. La reunión es breve pero muy provechosa. Hablamos acerca de la renovación de la VISA que se encuentra por vencer y me da todas las instrucciones para poder hacer los trámites la próxima semana.

Viernes 07 – 09 – 2012 

Estoy de regreso en el hospital y curiosamente la ronda clínica ha comenzado antes de lo previsto “¿Qué hace la pediatra tan temprano acá?” pregunto entre susurro a los alumnos y me explican que estará ocupada durante la mañana así que sólo ha venido a evaluar los casos más complejos.

Luego de una breve ronda dónde vemos a los pacientes más graves la pediatra se despide y me deja a cargo, así que comienzo mi paseo habitual entre las camas para ver cómo están los pacientes y mi mente está distraída pensando en la tercera sala. Finalmente llego a la cama dónde se encuentra Joyline y está grave. Las últimas dos semanas ha bajado 3 kilos y recién ayer la madre autorizó el inicio de la terapia anti-retroviral para combatir el SIDA que la tiene hospitalizada hace meses con una desnutrición severa pero temo que ya sea demasiado tarde.

Me siento en su cama y luego de pedirle varias veces que beba algo de agua logro que tome asiento con mucha dificultad y en nuestro lenguaje inventado me sonríe porque sabe que ese gesto borrará por unos instantes la preocupación de mi rostro. La nutricionista me trae una botella con agua y le ayudo a beber, sin embargo sólo es capaz de tomar unos sorbos y luego comienza a cerrar sus ojos y me susurra algo “¿Qué es lo que me dice?” le pregunto a la nutricionista y ella me traduce “No quiero comer, sólo quiero dormir". Entonces con cuidado la acuesto en su cama y mientras le acaricio el rostro abre los ojos por un instante y me regala otra sonrisa y mi corazón se agita porque sospecho que será la última vez que lo haga.

Vuelvo a casa en silencio. En mi mente las imágenes de Joyline me asaltan y no se si esté bien apegarme tanto a estos pequeños y entonces recuerdo algo que me escribió Consuelo en la carta que me entregó en el aeropuerto “Déjate sorprender día a día pero trata de no naturalizar las injusticias que comenzarás a conocer” y entonces, en completa libertad, dejo que las lágrimas caigan sobre mi rostro porque sin importar si es lo correcto o no, esta pequeña tocó mi corazón desde el primer día que nos vimos y ahora, injustamente, está luchando por vivir otro día más.

Sábado 08 – 09 – 2012 

Hoy me levanto temprano y voy a ver a Joyline al KDH. La enfermera se sorprende al verme un fin de semana en el hospital y me doy cuenta de que está atenta a mis movimientos mientras finge estar ocupada en sus propios asuntos y yo, que no me doy por enterado, reviso la ficha clínica y me voy directo a la tercera sala y la encuentro acostada y profundamente dormida, su respiración entrecortada aumenta los profundos surcos entre sus costillas y sobre su piel acartonada caminan las moscas en una funesta procesión.

Sentado junto a ella me desgarro en dos partes. Una de ellas sigue en Chile, no viajó conmigo y tiene la esperanza de que Joyline mejore y pueda comenzar a tomar los medicamentos que le permitirán controlar el SIDA pero, la otra parte, aquella que está conmigo en África, sabe que es sólo cuestión de días para que la pequeña muera tirada en esa vieja cama de hospital. Entonces me doy cuenta de la dicotomía y entiendo que es el resultado de encontrarme en medio de dos realidades tan diferentes. Probablemente sea así de ahora en adelante porque me será imposible volver a ver la realidad como una sola después de haber sido testigo de tanto sufrimiento, tanta injusticia.

Me despido de Joyline con un beso en la frente y cuando estoy devolviendo su historial médico al fichero la enfermera se me acerca y visiblemente conmovida me dice “Gracias por venir, significa mucho para ella” y me despido con una sonrisa que, si bien sincera, resulta discordante considerando la situación.

En la tarde voy a Roof Top para utilizar Internet y poder contactarme con mi familia y mis amigos. Lamentablemente al cabo de unos minutos se desata una gran tormenta eléctrica y debo quedarme encerrado en el lugar sin poder salir, pero desde mi celular compruebo que Internet funciona y termino  hablando con mi hermano Juan Cristóbal y mi amiga Constanza y ya no me importa tanto que afuera el aguacero sea de proporciones bíblicas.

Domingo 09 – 09 – 2012 

Es Domingo y dedico la mañana al artículo para el sitio en internet de Africa Dream. Cada dos semanas con Juan Pablo, el voluntario en Sudáfrica, nos turnamos para escribir una pequeña columna para poder colaborar con la difusión de nuestro trabajo acá en África y cuando es mi turno lo hago con mucho entusiasmo.

En la tarde Jay pasa por mi y vamos a “Green Garden” dónde están Agu y los demás como siempre con una cerveza bien helada. Es un buen grupo y siempre están preocupados de que yo no me sienta solo, lo cual estando tan lejos de Chile, es un gran gesto. El único problema es que se olvidan de que yo sólo hablo inglés y español y me es imposible entender el dialecto indio que utilizan así que termino aburrido en un rincón y finalmente tomo el teléfono y llamo a mis padres y conversamos por cerca de media hora y cuando termino de hablar con ellos veo que todos me observan desde la barra del bar con cara de circunstancia “Oye ¿Por qué no estás acá con nosotros?” y yo medio broma y medio en serio les contesto “Porque no hablamos el mismo idioma” y todos se largan a reír y me prometen que hablarán sólo inglés de ahora en adelante y debo decir que cumplieron su promesa, al menos por un par de minutos.

Luego de “Green Garden” vamos a “Al Noor” un restaurante musulmán dónde venden uno de mis platos favoritos: el naan. El naan es una variedad de pan muy popular en el sureste asiático, y muy conocido en India, Afganistán y Pakistán. En general se puede decir que se asemaja bastante al panpita, y al igual que éste se hace usando levadura, pero se agrega a la mezcla leche y yogurt lo que le da mayor volumen y una suave textura. El naan se cuece en un tandoor u horno de barro con forma redondeada y se sirve caliente y untado en mantequilla. En “Al Noor” los venden con ajo y queso fundido ¡Deliciosos!

El Tandoor, el horno redondo y en sus paredes los naan cocinándose.

sábado, 15 de septiembre de 2012


DÉCIMA SEMANA EN ÁFRICA 

Lunes 27 – 08 – 2012 

La mañana esta helada y el cielo aún teñido de gris luego de que la noche anterior no pudiera pegar ni un ojo por culpa de los truenos y relámpagos. Me incorporo en la cama y el reloj marca las 7:30 de la mañana, así que luego de una serie de estiramientos que no logran acabar con mi pereza me levanto y pasados unos treinta minutos ya estoy saliendo rumbo a Rota.

Caminar por la ciudad en la mañana es agradable porque a esas horas hay poca gente y el aire helado refresca el cuerpo. Hoy las calles de Kisumu amanecen mojadas y mientras hago mi camino habitual para tomar el matatu, voy esquivando los numerosos charcos de agua hasta que llego a la callecita dónde se detienen los autobuses para recoger pasajeros y me subo al primero que veo.

Ya son las 8:45 y me encuentro en Kisian. Este sector está alejado de la ciudad y corresponde a un puñado de casas y un pequeño mercado situados en medio de un cruce de dos carreteras y es aquí dónde todas las mañanas está la misma mujer. Envuelta en harapos, se la puede ver agresiva y siempre desorientada en medio del cruce dando vueltas en círculos y vociferando en luo. Cada vez que me ve se altera de tal manera que pareciera que me va a matar a golpes. Una vez, Andrea tuvo que salir corriendo mientras ella la persiguió unos metros arrojándole escupitajos y gritando “Mzungu … Mzungu …” cuando me contó esa historia no pude evitar reírme de ella, pero ahora que la conozco ya no me parece tan graciosa.

Dejando a mis espaldas Kisian comienzo a caminar hacia Rota. La lluvia ha convertido la ruta en un barrial imposible de atravesar y mientras lo intento escucho las risas de los niños que me ven patinar en el lodo. A mitad de camino y justo cuando pienso que las cosas no pueden ir peor se larga la lluvia y termino empapado y embarrado pero con un ataque de risa porque hasta un impala recién parándose por primera vez en sus cuatro patas tiene más gracia que yo.

En el dispensario comenzó una nueva campaña de vacunación contra la poliomielitis y eso significa que esta semana Rota deberá funcionar sin el personal habitual y seremos Winnie, Banter y yo. La jornada comienza tranquilamente pero a media mañana los pacientes comienzan a llegar y es que con las lluvias de los últimos días los casos de malaria se han disparado y me paso todo el día atendiendo.

En medio de la mañana aparece Juliet, una pequeña que conozco por el Programa de Nutrición pero esta vez no viene para chequear sus avances. Está muy enferma y su madre no parece darse cuenta de la gravedad. Hace dos días que tiene fiebre y mientras la examino me doy cuenta de que los músculos de sus pequeñas piernas están duros y entonces le pregunto “¿La niña puede caminar?” y la madre me responde “Podía, pero hace tres días que no quiere caminar”. Entonces temo que sea algo mucho más complejo y pienso en la posibilidad de que se trate de tétanos. Intento sin mucho éxito convencer a la madre de que debemos enviar a Juliet al KDH pero se niega. En la farmacia se nos han acabado la mayoría de los fármacos  y debo verla marchar sin tener la certeza de que volverá mañana si las cosas no mejoran.

Juliet en brazos de su madre
 Cuando el último paciente se marcha miro mi reloj y son las 16:00. No he comido nada en todo el día y aún me queda emprender el camino de regreso hasta Kisumu y siento que no soy capaz de dar un solo paso, sin embargo llego a la ciudad a las 17:30 y luego de comer algo me doy un merecido descanso.

Martes 28 – 08 – 2012  

Todavía estoy algo dormido cuando abro los ojos. La alarma del reloj lleva varios minutos sonando y son las 7:30 cuando logro salir de la cama.

En la ciudad hay más movimiento del habitual a estas horas y mientras camino hacia el centro, varios policías se cruzan en mi camino pero como aún tengo mucho sueño no presto demasiada atención y sigo rumbo al terminal de minibuses. Entonces una sensación desagradable pero extrañamente familiar comienza a envolverme, mis ojos se encienden y se humedecen y me cuesta trabajo respirar ¡Son bombas lacrimógenas! Miro a mi alrededor y veo a las demás personas cubriéndose la cara y caminando sin rumbo fijo por las calles de Kisumu. ¿Qué será lo que ocurre? De momento necesito salir de este lugar cuánto antes, luego tendré tiempo para hacer preguntas.

Cuando llego a Agha Khan para tomar el matatu siento un ruido ensordecedor a mis espaldas y al darme vuelta veo a una multitud que corre como una estampida de búfalos africanos hacia mí y sin pensarlo comienzo a correr y me subo al primer minibus que encuentro y desde la seguridad de su interior puedo ver al menos a unos 40 hombres pasar corriendo por entre los autos “¿Qué está sucediendo?” le pregunto al conductor, pero él levanta los hombros y mientras nos alejamos de la ciudad rumbo a Kisian puedo ver varias columnas de humo elevándose por los aires.

En el viaje no dejo de preguntarme qué pasa en Kisumu. Estas últimas semanas han habido disturbios en diferentes ciudades por las campañas políticas de las próximas elecciones. Cuando ya estoy caminando hacia Rota recibo una llamada de Winnie “Estoy atrasada porque la ciudad es un caos, me ha sido imposible encontrar un matatu” me explica y en seguida agrega “Cuando llegue al dispensario te explicaré lo que está pasando” así que no me queda más que esperar para averiguar de boca de Winnie de que se trata todo este alboroto.

En el dispensario las cosas están tranquilas y como Winnie está atrapada en la ciudad me corresponde a mí controlar a los pacientes del Programa de VIH/SIDA y acepto la tarea con entusiasmo porque es un tema que me gusta mucho. Cuando termino de ver al último paciente y quedan tan sólo unos minutos para las diez de la mañana aparece Winnie y por su cara de preocupación, se ve que no trae buenas noticias. “Los comerciantes ambulantes se han tomado las calles esta mañana en protesta luego de que el municipio destruyera  sus puestos de comercio esta madrugada con un camión” y mientra nos cuenta acerca del enfrentamiento entre la policía y los protestantes todos escuchamos con atención.

Ya es mediodía y aparece nuevamente Juliet en el dispensario y todo indica que su estado, en lugar de mejorar ha empeorado. Con Winnie la convencemos de que debe ir al KDH cuanto antes y espero verla en la ronda clínica de este Jueves y tener buenas noticias con respecto a su recuperación.

Cuando vuelvo a Kisumu ya todo está en calma y ni rastro queda en la ciudad del gas lacrimógeno que hace unas horas atrás se colaba por sus calles. El resto del día me la paso ordenando y limpiando mi habitación.

Miércoles 29 – 08 – 2012 

Estos días en Rota han sido de mucho trabajo. Hoy es el último día de la nueva campaña de vacunación y despierto con una llamada de Winnie “Hola. Te llamo para decirte que hoy tengo unos asuntos que atender en la ciudad así que llegaré más tarde de lo previsto” y luego de varios segundos de absoluto silencio en medio de la confusión de la mañana respondo “No te preocupes yo ya voy en camino” y todavía en sueños, caigo en cuenta de que me he quedado dormido y que estoy muy atrasado.

Salgo de la casa y decido que no tiene caso apurar el paso porque los pacientes siempre llegan tarde. Así que me lo tomo con calma y hago el mismo recorrido de todos los días y antes de las diez de la mañana ya estoy nuevamente en el dispensario y en la pequeña salita hay tres personas esperando por ser atendidas. La mañana va avanzando lentamente y debo hacer de todo un poco: atender pacientes enfermos, administrar medicamentos y vacunas, controlar a los pacientes del Programa de VIH/SIDA hasta que Winnie aparece a las once de la mañana y entonces vuelvo a mis tareas habituales, controlar a los niños del Programa de Nutrición.

Hace tres semanas que ingresaron al Programa de Nutrición unas gemelas. Sus nombres son Quinter y Michelle y padecen de desnutrición severa pero su madre no asiste a los controles y hoy aparece con las pequeñas porque hace una semana que están con fiebre. La mujer ignora la gravedad del estado actual de sus hijas y a mis preguntas contesta con una implacable indiferencia. “¿Por qué no vino la semana pasada?” la interrogo y me contesta “He estado demasiado ocupada” dicho esto ella y la mujer que la acompaña comienzan a reír y cuento números hasta que me pierdo en cifras astronómicas para no explotar de la rabia. Las gemelas están graves y es probable que se trate de malaria así que las derivo al hospital y la madre con una actitud de desprecio me dice “No tengo dinero para llegar al hospital” y entonces la amiga le dice algo y ambas explotan en carcajadas y me dicen “Tú eres blanco ¿Por qué no nos prestas algo de dinero?” y mientras las atravieso con mi mirada muevo la cabeza de un lado a otro en señal de negación, porque hay ciertas preguntas que no merecen una respuesta. Luego de unos minutos se ponen de pie y se van visiblemente molestas.

Cuando termina el día me doy cuenta de que Christine no ha aparecido en toda la mañana y mi reacción inicial es de mucha alarma, pero casi de inmediato recuerdo que no le correspondía venir hoy porque ya se encuentra mejor y hemos espaciado los controles cada 15 días y mientras sonrío aliviado, comienzo mi viaje de regreso a la ciudad.

Jueves 30 – 08 – 2012 

Hoy es otro día Jueves en el KDH. La doctora ha vuelto de Nairobi y está preparada para comenzar la ronda clínica por el servicio de pediatría. Mientras avanzamos lentamente viendo a cada uno de los pacientes de la primera sala mi mente está completamente distraída pensando en Juliet y en Quinter y Michelle. Cuando veo a las gemelas en la última cama de la primera sala me siento más liviano. Reviso las fichas clínicas y el diagnóstico es malaria. Luego de las dosis de quinina se encuentran mucho mejor y se programa el alta para el día siguiente. ¡Qué buena noticia!

La ronda continúa en la segunda sala pero no veo a Juliet. En vano son mis intentos de encontrarla, porque en medio del caos que hay en las camas del Ward 2 a esas horas de la mañana es prácticamente imposible y comienzo a preocuparme. Cuando llego a la última sala se confirman mis sospechas: Juliet no está en el KDH y espero que dónde sea que esté, se encuentra bien.

Cuando terminamos la ronda por el Ward 2 Rachel me pregunta “¿Conoces la sala de recién nacidos?” y yo muevo la cabeza en señal de negación “Vamos ahora para allá. Prepárate que hace calor” me dice y mientras caminamos por los jardines del KDH pienso que es imposible que pueda hacer más calor y cuando entramos en el Servicio de Neonatología me doy cuenta de lo equivocado que estoy.

Una construcción pequeña de dos salas es el lugar dónde se encuentran los recién nacidos que necesitan ser hospitalizados y dos enfermeras trabajan para atender las necesidades de la unidad, que a pesar de sus dimensiones, da mucho trabajo. En el interior tres incubadoras ocupan el reducido espacio. En las dos primeras duermen unos niños que caben en la palmas de mis manos y la tercera es utilizada para las sesiones de fototerapia y en su interior se pueden ver cientos de mosquitos muertos sobre los focos mientras la luz ultravioleta proyecta su incandescencia sobre otros dos niños y luego de verlos y examinarlos a todos termino otra jornada de trabajo en el hospital.

Viernes 31 – 08 – 2012 

Es Viernes y comienza otro día en el KDH. Hoy soy el único médico en la sala así que comienzo la visita por mi cuenta con dos alumnos ¿Dónde está el resto? No importa, acá es usual que los alumnos en práctica no aparezcan hasta bien tarde o simplemente se ausenten uno o dos días de sus obligaciones. No tiene caso pedir explicaciones. No tiene caso molestarse.

En la segunda sala se encuentra Curtis, un pequeño de cinco años. No se por qué razón capta mi atención, puede ser su comportamiento evasivo, inusual en África, dónde los niños suelen ser extremadamente alegres y activos, incluso con los extraños. Tomo la ficha clínica y al abrirla cae al suelo una radiografía, la tomo en mis manos y mientras intento ver la placa entre los rayos de sol que se cuelan por una de las ventanas me doy cuenta de que el pequeño tiene una fractura que cruza su cráneo desde el hueso frontal hasta el occipital y me quedo congelado frente a la ventana. Entonces vuelvo a mirarlo y lo veo solo sentado en el borde de la cama balanceando en el aire sus piernas demasiado pequeñas para tocar el suelo y cuando nuestras miradas se cruzan oculta su rostro. Leo la ficha y aparecen múltiples hospitalizaciones anterior por fracturas y heridas. Con cautela me siento en su cama intentando establecer una conversación “¿Cómo estás?” le pregunto en swahili y me contesta “Estoy bien” sin apartar la vista del suelo. Su madre lo trajo al hospital inconsciente y con una gran herida en la cabeza. La mujer asegura que el pequeño se accidentó jugando. Una vez que Curtis fue hospitalizado la madre desapareció y no existen datos para ubicar a la familia. Es probable que una vez que termine su estadía en el KDH, el pequeño sea reubicado en alguno de los orfanatos del distrito.

En la última sala Joyline no quiere comer. Lleva tres días con diarrea y vómitos y no está respondiendo al tratamiento. Tener que verla acostada en su cama hecha un ovillo y sin fuerzas para devolverme la sonrisa me parte el corazón en varios trozos pero debo ser fuerte y mientras la examino oculto mi preocupación hasta que consigo que en su cansado rostro se dibuje una sonrisa. Cuando pregunto a los alumnos por la pequeña, me entero de que aún no recibe tratamiento para el SIDA porque su madre no ha dado la autorización “¿Tenemos servicios sociales en el KDH?” pregunto y la enfermera me explica que hay una trabajadora social así que acordamos apuntar una visita para Curtis y otra visita para ver si existe alguna manera de poder comenzar el tratamiento de Joyline y así volver a verla sonreír.

Luego de que termina la ronda los alumnos me preguntan “¿Doctor nos acompaña a la charla sobre enfermedades respiratorias?” y acepto porque me parece interesante hacer algo diferente para variar. Caminamos por los jardines del KDH y llegamos al fondo del gran recinto a una sala que funciona como auditorio y puedo comprobar con incredulidad que se trata de una presentación del laboratorio Glaxo Smith Kline para promover Ventoline, el inhalador de su firma que no es otra cosa que salbutamol pero a un precio escandaloso considerando la realidad local. Es increíble cómo hay ciertas cosas que no cambian sin importar si estamos en América, Europa o África y la estrategia de los visitadores médicos con sus charlas acompañadas de galletas dulces y un café que perforaría el estómago de cualquiera que se atreva a probarlo es una de esas cosas.

Sábado 01 – 09 – 2012

Hoy me levanto tarde y decido quedarme en Roof Top todo el día. Mi cuenta de internet está sin dinero y acá puedo conectarme y trabajar desde mi computador sin problemas.

En la tarde me lo paso escribiendo y luego decido salir pero el cielo anuncia lluvia, y a los minutos de haber hecho mi pronóstico meteorológico, el cielo se puebla de grises nubes y comienza a llover con truenos y relámpagos ¿Qué hacer en esas circunstancias? Pues ver una película parece ser una buena idea. Se lo que están pensando “Seguro se trata de otra película de Bollywood” ¿Cierto? Pero no, se equivocan, esta vez decido volver en el tiempo  y disfrutar del cine de primera mitad del siglo XX, así que me recuesto en la cama y veo Les Diaboliques, un clásico del cine francés filmado en 1955 y dirigido por Henri-Georges Clouzot con las actuaciones de las bellas Simone Signoret y Vera Clouzot en los papeles protagónicos.

El afiche de "Les Diaboliques"
La película trata sobre un internado francés. El director del colegio, Michelle Delasalle, está casado y tiene una amante. Pero para evitarse los típicos dramas todo el mundo sabe esto incluyendo la esposa, de hecho, los tres trabajan en el mismo colegio. Michelle  tiene de lo más dominadas a las mujeres, porque los franceses se las traen (sino pregúntenle a Pepé Le Pew). Aparte de fresco el tipo es malvado y trata pésimo a la pobre esposa y a la amante. Las trata tan mal de hecho, que las mujeres se empiezan a hacer amigas y se les ocurre la brillante idea de matar a Michelle. Así, empiezan a planificar todos los detalles para cometer el asesinato perfecto y después les pasan mil eventos inesperados y uno termina mordiéndose las uñas. Lo mejor de todo es el final. ¡Recomendable para un día lluvioso!

Me voy a la cama pensando en una moraleja: hay que tratar bien a la esposa y a la amante, sobre todo si las dos trabajan juntas y tienen recreos donde chismosear y tramar asesinatos.

Domingo 02 – 09 – 2012 

Nuevamente un día de quedarse en cama y dormir hasta que el cuerpo pida a gritos salir a respirar algo de aire fresco. En la tarde salgo a caminar y lamento no haber llevado la cámara conmigo porque el cielo sin nubes está hermoso y nada pareciera presagiar que faltan tan sólo unas horas para que nuevamente las nubes comiencen otra orquesta de truenos mientras la lluvia cae violentamente sobre los valles de Nyanza.

En la noche Jay me llama “¿Vamos a Green Garden por un trago?” y luego, adivinando mis preocupaciones me dice “No te preocupes, te paso a buscar. Con esta lluvia es imposible que vengas por tu cuenta” así que no me deja otra alternativa que aceptar la invitación. Una vez en Green Garden nos reunimos con Nafiz y Agu y pasamos un buen rato conversando y bebiendo cerveza. Luego de una hora los chicos se retiran pero Jay y yo decidimos quedarnos y comer algo antes de volver a casa. Mientras esperamos nuestro pedido conversamos acerca de las elecciones.

Las pasadas elecciones presidenciales de Kenya enfrentaron al actual presidente Mwai Kibaki contra el opositor Raila Odinga. El primero pertenece a la tribu Kikuyo mientras que el segundo a la tribu Luo. Aunque los resultados preliminares apuntaban a una victoria segura para Odinga, el actual presidente se declaró ganador por un cuestionable aumento de último minuto de los sufragios a su favor. Cuando los observadores de los distintos organismos internacionales denunciaron un fraude electoral, estalló el caos en todo el país y el valor de la vida humana bajó drásticamente. Las manifestaciones de violencia tocaron fondo cuando una multitud de protestantes incendiaron una iglesia situada en Eldoret. En su interior se refugiaban un grupo de mujeres y niños que fueron asados vivos luego de sellar las entradas para que no pudiesen escapar. Los pocos que lograron salir con vida del lugar en llamas fueron rematados a machetazos por la turba.

Había que huir con lo justo y el agua era un bien preciado.

Barrios completos desaparecieron consumidos por el fuego y los saqueos.
¿Qué es lo que sucede entre las tribus africanas? A lo largo de la historia se han sucedido los conflictos étnicos. Por un lado se han enfrentado los Kalenjin con los Kikuyu. Posteriormente los Kikuyu, junto a los Luo y Luhya pelearon contra los Masai y los Kalenjin. Aquí podemos encontrar una de las raíces de los conflictos actuales, el enfrentamiento de dos tipos de vida muy ligados a la propiedad y el control de la tierra. Mientras que los primeros son agricultores, los segundos son principalmente pastores En este contexto la aparición del colonialismo acentuó de las diferencias étnicas. Los europeos realizaron divisiones territoriales arbitrarias, despreciando los espacios étnico-geográficos tradicionales, y con ello el resultado es un continente con varios países sin identidad nacional porque la identidad tribal sigue predominando.

Es quizás, la enorme diferencia entre las etnias obligadas desde la llegada del hombre blanco a compartir territorio, la  razón de toda la sangre derramada en las tierras de Rwanda, Kenya y Etiopía. Es quizás, el odio entre las etnias la razón por la cual África no sale de la miseria en la que se encuentra porque para cambiar el curso de las cosas es necesario un sentido de unidad que los países del continente negro simplemente no conocen.

¿Está África destinada a una muerte lenta pero segura? ¿Es posible luchar contra el hambre? ¿Es posible combatir las enfermedades que acaban con millones de vidas cada año? 
Si no creyera en eso, no estaría aquí ahora.

viernes, 31 de agosto de 2012

NOVENA SEMANA EN ÁFRICA


Lunes 20 – 08 – 2012  

Hoy es feriado nacional en Kenya ¿Por qué? Porque se celebra el Eid al Fitr, día que conmemora el fin del largo ayuno del Ramadán, período durante el cual los musulmanes en todo el mundo realizan un ayuno diario desde antes del alba hasta la puesta del sol, tomando su primera comida al acercarse la oración del anochecer. El objetivo es enseñar a los musulmanes la paciencia y la humildad, así como también recordarles lo afortunados que son y hacer hincapié en la ayuda al necesitado y aquellos con menos suerte.

Como se trata de un día festivo musulmán tengo dudas con respecto a si debo o no ir a trabajar. Estoy comenzando a trazar las primeras líneas de lo que será un proyecto enfocado en la prevención de la malaria, una de las principales enfermedades que afectan a la población de Rota y había planificado una reunión con la encargada a nivel de la comunidad de llevar los registros con respecto a esta materia. Luego de un par de llamadas me confirman que el dispensario no funcionará ya que se trata de un feriado nacional así que me quedo en casa.

Toda la mañana me lo paso limpiando la casa nueva. Cuando ya son las cinco de la tarde mi habitación está lista para poder pasar mi primera noche aquí ¡Que emoción!

Mi cama nueva en la casa nueva  :)

Martes 21 – 08 – 2012  

Comienza una nueva semana de trabajo y se trata de una semana más corta gracias al descanso del día anterior. En Rota me espera una reunión con la persona encargada de entregarme toda la información estadística en relación a la malaria, que corresponde a la principal causa de morbilidad y mortalidad en Kenya.

La malaria es una enfermedad provocada por un parásito que se transmite persona a persona por los mosquitos. Es muy común durante la temporada de lluvias y el grupo más vulnerable a contraer la infección son las mujeres embarazadas y los niños menores de cinco años de edad. La malaria mata a miles de personas cada día en África, pero a diferencia de muchas otras enfermedades graves, es prevenible y tratable, por lo que todas las muertes que ocasiona son totalmente innecesarias. Por todo esto he tomado la decisión de organizar varias reuniones con la comunidad para ver qué sucede a nivel local.

Los mosquiteros son la medida más simple y eficaz de prevenir la malaria.
La reunión de hoy toma toda la mañana y cuando concluye me siento satisfecho de los datos que he obtenido porque me confirman mis sospechas. En Rota el problema se encuentra lejos de estar bajo control y son necesarias nuevas estrategias para mejorar la realidad actual. 

Miércoles 22 – 08 – 2012  

Hoy el calor es sofocante y bajo el sol de la mañana el sudor de mi piel se evapora y los cuarenta minutos caminando hacia Rota se hacen eternos. 

En el dispensario es otro día más y como cada Miércoles las madres con sus pequeños esperan para ser evaluados en el Programa de Nutrición. Durante la mañana aparece Christine y aunque ella no se muestra muy contenta de verme, yo no puedo ocultar mi alegría cuando compruebo que de acuerdo a su peso y a su talla ya no se encuentra severamente desnutrida y que hay que cambiar el suplemento y espaciar los controles ¡Qué alegría! La madre está feliz porque eso significa que su hija está mejorando y que ya no deberá caminar los cinco kilómetros para llegar hasta Rota todas las semanas.

Cuando ya los pacientes se han marchado me doy cuenta de que es muy tarde y afuera el sol está en lo alto esperando a que comience mi camino de vuelta a la ciudad para rodearme con su sofocante resplandor  ¡Que calor! Comienzo a preparar mi bolso para marcharme cuando aparece un jeep de USAID que viene a dejar suplementos para el Programa de Nutrición y mientras ayudo a bajar las cajas y almacenarlas en la farmacia el chofer llamado Phillip me pegunta “¿Necesitas que te llevemos a alguna parte? Voy a la ciudad” y la sola idea de volver a caminar otros cuarenta minutos  bajo el sol es demasiado insoportable y acepto sin pensarlo dos veces.

Mientras hacemos el viaje por los caminos de Rota  le pregunto a Phillip “¿Qué modelo es este vehículo?” y al parecer se muestra particularmente entusiasta por mi interés en los automóviles y no tiene la menor idea de que se trata de una pregunta de cortesía porque ni siquiera se manejar “Este es un Jeep Willy. El modelo es CJ3B y fue fabricado el año 1964 para la armada de los Estados Unidos” me cuenta y mientras me explica cómo se maneja puedo entender mejor aquella fascinación de mi hermano Juan Cristóbal con estos vehículos ¡Realmente es toda una joya!  

Willy CJ3B
Phillip me deja en el centro de Kisumu y desde ahí me voy a Roof Top dónde paso el resto de la tarde aprovechando internet. Cuando ya se hace tarde vuelvo a casa y me doy cuenta de que el baño tiene una filtración y el suelo está  cubierto de agua así que llamo a Shahiz y queda en conseguir alguien que venga mañana a arreglar el problema.

Jueves 23 – 08 – 2012 

Es un nuevo día en el KDH y la ronda clínica no ha comenzado. Los alumnos en práctica para oficial clínico aún no llegan y la razón por la cual nadie parece tener prisa esta mañana es porque la pediatra se encuentra en Nairobi asistiendo a un congreso y por el momento somos sólo Rachel Moindi y yo.

Rachel es la única alumna en práctica para médico en el Ward 2 y en unas semanas más seremos colegas. Siempre llega temprano al hospital. Tiene tan sólo 24 años, pero pese a ser muy joven es muy inteligente y conoce bien las enfermedades más prevalentes así que me siento seguro de tenerla conmigo ahora que la pediatra está ausente.

En África, muchos países tienen una escasez de médicos. Las zonas rurales son las más afectadas, ya que los profesionales se concentran, en su mayoría en las zonas urbanas. Es por esta razón que el sistema de salud del país creó los oficiales clínicos, como una estrategia para aliviar temporalmente este problema. Sin embargo, lo que comenzó siendo una medida temporal fue adquiriendo un carácter más permanente y hoy son el pilar en el que se sustenta la asistencia sanitaria. ¿Qué diferencia existe entre oficiales clínicos y médicos? La respuesta está en la formación. Los oficiales clínicos, luego de un breve paso por la universidad, tienen una práctica que dura un año. Esto no impide que dentro de las funciones que desempeñan estén muchas de las tareas que habitualmente son responsabilidad médica como el diagnóstico, tratamiento y prescripción de medicamentos. Los beneficios percibidos por el país a partir del uso de los oficiales clínicos en comparación con el de los médicos está en el reducido costo de la formación y del pago de salarios. Actualmente otros países de la región han adoptado esta estrategia y hoy existen oficiales clínicos en Uganda, Tanzania, Sudán y Etiopía por nombrar sólo algunos.

En la primera sala suelen estar siempre los casos más complicados y por esa razón busco a Kevin con la mirada pero no logro encontrarlo“¿Buscas a Kevin? Falleció ayer en la madrugada” me dice Rachel y mientras poco a poco van apareciendo los alumnos en práctica para oficiales clínicos y la indiferencia frente a la muerte se estampa en sus rostros una ola de impotencia recorre mi cuerpo. ¿Cómo el pilar de la salud de un país entero está en manos de estas personas? Intento recordar que los prejuicios sólo contribuyen a obstaculizar mi propósito de ayudar y aprender. Luego de unos minutos me vuelvo a incorporar al grupo para continuar con la ronda clínica.

En la segunda sala del Ward 2 hay una cama dónde dos hermanos duermen juntos. Se trata de los gemelos Vincent y Stanley que están hospitalizados hace seis días porque padecen de anemia falciforme, un tipo de anemia muy común en África. Los gemelos necesitan transfusión de sangre urgente pero el banco de sangre del hospital se ha quedado sin unidades porque la máquina de refrigeración se ha averiado y la pequeña cantidad que tienen vienen desde Nairobi. Para empeorar las cosas, el grupo sanguíneo de los pequeños es O RH (-) el tipo de sangre más difícil de conseguir y sólo queda una unidad disponible en el KDH. La madre deberá escoger entre Vincent y Stanley. Hoy en la tarde, uno de los dos gemelos recibirá la sangre mientras que el otro deberá seguir esperando.

Cada día que paso en el KDH me doy cuenta de que las circunstancias ponen a prueba mi manera de ver la vida y la llevan a límites inexplorados. Vuelvo a casa con el rostro de Kevin en mi mente y me pregunto ¿Qué es lo que tienen los niños de África que a pesar de todo nunca dejan de sonreír? Porque no importa cuanta miseria rodea sus frágiles existencias, siempre hay una sonrisa colgando de sus diminutos rostros.

Viernes 24 – 08 – 2012 

Nuevamente me encuentro en el hospital. Pero hoy no quiero compartir con ustedes historias sombrías. No les puedo mentir, porque en el Ward 2, la muerte se aparece invariablemente todas las semanas. Sin embargo, en medio de la desesperanza he aprendido a apreciar las cosas simples y a disfrutar de ellas, incluso encerradas entre las murallas de concreto del KDH.

Joyline con tan sólo once años vive con SIDA y conoce su enfermedad. Es muy probable que desde su mirada infantil la visión que ella tiene sea muy diferente a la de su madre, cuyo esposo falleció a causa de la misma enfermedad hace cinco meses dejando como única herencia el virus en su sangre y un nuevo vástago en su vientre. La pequeña lleva dos meses hospitalizada en el KDH por una desnutrición severa y su menuda existencia se ganó mi corazón porque desde mi primera semana en el hospital y con asombrosa persistencia vigila mis pasos. Un día, cuando yo ya llevaba más tiempo asistiendo al KDH, se armó de valor y me tomó la mano y cuando se dio cuenta de que no había razón para tenerme miedo se quedó a mi lado el resto de la ronda. Desde entonces me espera pacientemente los Jueves y Viernes de cada semana y desde su cama, la última en la tercera sala al fondo del Ward 2, sigue atenta todos mis movimientos y cuando me acerco corre a buscarme y me arrastra hasta su cama, nos sentamos y tomados de la mano nos regalamos sonrisas mientras ella acosa a su madre con preguntas.

Hoy, al finalizar la ronda, nos sentamos en su cama y Joyline como es costumbre, comienza a interrogar a su madre en swahili y esta vez, puedo ver como el rostro de la mujer se ensombrece “Mi niña quiere saber si el doctor blanco puede curar el SIDA” y mientras intento dar con una respuesta apropiada me observa con detención No puedo curar el SIDA pero puedo tratarlo”. Parece que esta respuesta no satisface su curiosidad infantil y luego de unos minutos la madre me dice “Mi niña quiere saber si ya que no la puedes curar a ella, puedes curar a su hermano” y sonriendo le respondo “Si tu madre se toma la medicina, entonces tu hermano nunca tendrá SIDA” y entonces la mujer me mira confundida y me doy cuenta de que algo de lo que he dicho la ha perturbado de alguna manera. Luego de una breve conversación entre la madre y la hija, Joyline me abraza y me regala una desdentada sonrisa.

Joyline sonriendo
Cuando salgo de la sala busco la ficha y me entero de que la madre se ha negado a usar las drogas en ella y en Joyline. En un apartado aparece mencionado que está pendiente realizar educación a la madre y entonces comprendo la expresión de asombro en su rostro. Es probable que hoy sea la primera vez que alguien le explica que el hijo que viene en camino puede nacer sano si ella acepta comenzar a usar las drogas.

No se cómo, pero desde que llegué a este lugar, he aprendido a que la comunicación entre dos personas se puede desarrollar a diferentes escalas y que algunas veces sobran las palabras pero otras veces, son esas mismas palabras las que pueden marcar la diferencia.

Sábado 25 – 08 – 2012 

Hoy me levanto temprano porque debo limpiar la casa. Es tanto el desorden que existe que no importa cuánto tiempo destine a ordenar y limpiar, siempre que termino pareciera que nada hubiese cambiado. Lo que sucede es que aún no han retirado todas las cosas que estaban almacenadas acá y por el momento sólo puedo ocupar el baño y mi dormitorio porque el resto es territorio de las cucarachas y tenemos un acuerdo tácito: yo no me entrometo en sus asuntos y ellas no se entrometen en los míos.

En la tarde voy a Roof Top y luego de comer algo, me quedo sentado escribiendo y estudiando hasta que comienza a oscurecer. Entonces vuelvo a casa y me decido a ver una película de Bollywood. ¿Qué es lo que tanto me gusta del cine indio?

La India es el país del mundo que más películas produce al año. Bollywood es el nombre con el que popularmente se conoce a  la industria del cine de este país. El término fue acuñado en los 70 y es un juego de palabras entre Bombay y Hollywoodel centro de la industria cinematográfica de los Estados Unidos. Sus producciones son un espectáculo lúdico en el más puro sentido de la palabra, una fiesta en la que todos los géneros, acción, drama, comedia y romance, se pueden dar cita en la misma película y en la que sus protagonistas tan pronto luchan y lloran como cantan y mueven la cintura a ritmo del pop indio, suplantando las inexistentes escenas eróticas con policromos números musicales de indudable encanto pero dudoso gusto, que pueden causar un daño irreparable en las sufridas retinas del espectador occidental menos avezado. 


Esta noche es el turno de “Jhootha Hi Sahi”  película que cuenta la historia de Sihhdharth, un indio que vive en Londres. Sid lleva una tranquila vida junto a sus amigos con los que tiene una librería y su novia Krutika, azafata de vuelo. Pero desde que por error el teléfono de su casa se imprimiera en los folletos de Dost India, una asociación donde voluntarios ayudan telefónicamente a los indios residentes en Londres cuando se encuentran solos e incluso al borde del suicidio, numerosas personas comienzan a llamar a Sid para pedir ayuda cambiando su vida de la noche a la mañana. ¡Muy recomendable!

El afiche de "Jhootha Hi Sahi"

Domingo 26 – 08 – 2012  

Me levanto tarde luego de haberme quedado de madrugada viendo películas de Bollywood en el computador y me paso el día en Roof Top escribiendo para mi blog. Hace tiempo que no me sentaba a escribir y ya comenzaba a olvidar lo mucho que disfruto haciéndolo.

En la tarde llamo a mi amiga Melany y hablamos un buen rato por teléfono y al despedirnos está implícita la promesa de una nueva llamada. ¡Qué afortunado me siento de tener tan buenos amigos! Como Roof Top me permite usar internet gratis puedo hablar con la gente que tengo en Chile pero lamentablemente mis padres y muchos de mis amigos no tienen la aplicación en sus teléfonos celulares para poder llamarlos a todos.

Cuando el sol comienza a esconderse en el horizonte recibo una llamada de Jay “Hola hermano! ¿Dónde has estado todo este fin de semana? Te estoy llamando para contarte que estamos todos acá en Green Garden. ¡Más te vale que vengas en seguida sino pasaremos por ti y te traeremos aunque tengamos que arrastrarte hasta aquí!” y entre risas acepto y termino en Green Garden tomando una cerveza bien helada mientras afuera entre truenos y relámpagos nuevamente comienza la lluvia. Es la cuarta vez esta semana y es seguro que no trae nada bueno para la próxima.